Es un sentimiento muy común en los cuidadores y nuestra psicóloga Julia Cabanas nos ofrece algunas claves para convivir con ella y afrontarla
El ejercicio de cuidar es un aprendizaje constante, basado en necesidades físicas y biológicas en relación con el nivel de dependencia del paciente (Cattani and Giradon-Perlini, 2004).
Durante la dura experiencia del cuidado, muchísimos cuidadores tienen sentimientos de aislamiento y soledad que pueden ser causados por el cambio en el estilo de vida anteriores a la enfermedad, por el cambio de hábitos, modificación de rutinas, estos cambios pueden llegar a desarrollar una sensación de aislamiento del cuidador respecto de su entorno y puede conducir a que se sienta solo y aislado.
Aprender a convivir con la soledad
Tener un sentimiento de soledad no significa permanecer aislado físicamente. La soledad puede presentarse en diferentes formas:
-La soledad percibida sería aquella que se siente aun estando rodeada de personas. El cuidador puede verse en esta situación cuando no puede expresar sus emociones con los que le rodean ya sea por falta de tiempo, porque no se le presta atención ni reconocimiento a su labor, porque no entienden la vivencia personal por la que está pasando…se siente incomprendido o con una sensación de estar solo en la tarea del cuidado.
-La soledad real que siente el familiar cuidador, en la que está realmente solo, convive solo con el enfermo, no recibe visitas y se siente aislado, bien porque su familiar enfermo era la única persona con quien mantenía un vínculo, o porque a lo largo del desarrollo de la enfermedad ha ido perdiendo el contacto con los demás y se ha aislado completamente.
-La soledad como aislamiento voluntario por parte del cuidador, sin ser una imposición, llegando a un estado de aceptación de la soledad como algo temporal como un tiempo de encuentro y reflexión con uno mismo que nos resulte reconfortante.
“No busques la soledad si no quieres”
Algunos consejos y recomendaciones para combatir la soledad
-Intente buscar un espacio donde abordar de forma positiva la soledad del cuidador Después de un descanso, podrá retomar sus tareas de cuidado con más ánimo. Intente organizarse para encontrar momentos del día para el propio bienestar.
-Evite quedarse aislado. Si por motivos de salud de su familiar no puede salir, invite a que otros puedan visitarles y disfrutar de su compañía.
-Participe y disfrute de alguna actividad que le haga sentirse bien y le distraiga de su rutina diaria. Utilizando el tiempo libre para participar en actividades que le hagan sentir renovado. Gimnasio, caminar, ir al cine, la participación en sus hobbies son de ayuda para sentirse conectado con la realidad y mantener el contacto con amigos y seres queridos.
-Identifique sus emociones, de tristeza, amor, enfado, miedo… No ignore su estado emocional. Busque la ayuda que pueda necesitar, ya sea en un familiar, amigo o profesional que sepa escucharle y comprenderle.
-El pedir ayuda forma parte del antídoto contra la soledad. Exprese la necesidad de ayuda y apoyo siendo muy concreto. En ocasiones, el entorno desconoce la necesidad o no sabe cómo colaborar en el cuidado. Los grupos de apoyo a familiares y cuidadores pueden ser un gran soporte para afrontar la soledad y compartir sentimientos comunes. Recuerde que hay personas en situaciones similares que se sienten de la misma manera.
NO OLVIDES
“Tu modo de pensar influye en tu sentimiento de soledad y en tu actitud de aislamiento”.